Visita y degustaciones en la Cantina Rapino
Su anfitrión:

Los inicios Siempre hemos estado en estrecho contacto con la tierra, los agricultores, durante generaciones dedicadas al cultivo de nuestros campos, sin una especialización real, el trabajo en el campo se dividía entre hortalizas, uvas de vino y uvas de mesa. Pero ya de joven, Rocco elige seguir su pasión: ser productor de vino. La oportunidad de emprender esta aventura especial llegó en 1972 tras una granizada que había comprometido el aspecto estético de las uvas de mesa. La elección para él y su padre Emilio fue intentar vender las uvas en los mercados alemanes de todos modos (con el riesgo de que no se les pague por el trabajo) o convertirlas en vino y venderlo. En un momento difícil, donde no había ganas de arriesgarse a que sus resultados se desvanecieran, comenzaron la vendimia en un pequeño garaje, con pequeños cubos de hormigón y los pequeños equipos de antaño. Los resultados fueron tan emocionantes que pudieron vender todo el vino elaborado en muy poco tiempo. Nuestros orígenes Pero las historias sobre nuestra familia vienen incluso de más lejos. De hecho, Emilio solía decir que sus antepasados, en el siglo XIX, fueron hábiles enólogos y aún más hábiles enólogos. Estamos hablando de una época en la que el vino era un lujo reservado para muy pocos, la era de la aparcería, donde el señor cedeba el uso de los campos a los aparceros y el único lujo que se podía permitir era el vino, ¡o el acquata! Acquata era el vino elaborado con orujo exprimido, refermentado con la adición de agua y azúcar (práctica que hoy está absolutamente prohibida). Un narrador de la época dedicó esta pequeña historia a nuestro antepasado: Hoy En los últimos años, con Emilio, la tercera generación al frente de la empresa, se produce una renovación de la filosofía de empresa, que se orienta hacia una idea de vino más ligada a la zona de Francavilla al Mare. La elaboración está orientada a vinos en pureza, orgánicos, de un solo viñedo, poniendo en el centro de atención tanto la vid, en su esencia y a través del redescubrimiento de técnicas de transformación pasadas, como el entusiasta del vino, dando la posibilidad de encontrar originales, vinos únicos y emocionantes. Todo esto forma parte de una idea de la empresa que, en un futuro próximo, quiere ser un ejemplo de sostenibilidad, haciéndose autosuficiente desde el punto de vista energético. Nace el deseo y la convicción de que no debe haber una explotación incondicional de los recursos, sino que puede haber un desarrollo armónico que no sobrecargue el medio ambiente de manera extrema.