Asombrado y apasionado por el mundo agrícola anticuado desde la infancia, mi apego a la tierra ha sido más fuerte que las ambiciones de los padres. Después de mis estudios de ingeniería, me convertí en enomar enólogo con el sueño de revisar el método de producción de la vid.
Pasé los últimos quince años de mi vida observando mi viñedo y viendo cómo el equilibrio de nuestras tierras de cultivo se había roto por décadas de cultivo químico.
Escuché la historia que contaban mis vides, sus sufrimientos también. Luego elegí invertir la tendencia, devolver la vida a mis suelos, reparar las cadenas naturales de los alimentos. Para lograrlo decidí recrear un vasto espacio natural, equilibrado, variado, libre de cualquier influencia química o industrial.
Los invito a descubrir nuestros vinos, frutos de esta búsqueda, y vivir fuertes emociones gustativas, marcadas por la impronta del hombre y de la tierra.